La música volvió a llenar de magia el casco histórico de Cuéllar con la celebración de la octava edición de la ‘Noche en Blanco y Negro’, una iniciativa de la Diputación de Segovia que ha convertido esta villa en uno de los enclaves imprescindibles del verano cultural en la provincia.
Desde las 20:30 horas y hasta pasada la medianoche, cinco pianos distribuidos en lugares emblemáticos como el Convento de San Francisco, la Plaza de Santa Marina, Las Tenerías, la Iglesia de San Andrés y el Ábside de Santiago, sirvieron de hilo conductor para una velada única: más de treinta actuaciones con estilos que viajaron del jazz a la copla, del klezmer al pop, de la música clásica a los sonidos del mundo.
El evento, al que asistió el vicepresidente primero y diputado de Cultura, Juventud y Deportes, José María Bravo, fue una celebración abierta a todos los públicos, en la que la interacción con el patrimonio y la diversidad musical ofrecieron una experiencia sensorial y dinámica para vecinos y visitantes.
Música en movimiento: cinco escenarios, una misma emoción
Cada enclave acogió propuestas de gran personalidad artística. El duende sofisticado de Maestro Moriles y Luisa Pérez abrió paso a un “delirio fino” entre copla y jazz. En Las Tenerías, la energía balcánica de La Lucera Rodante conectó con el agua y la memoria del lugar, mientras que en la Iglesia de San Andrés, el carismático Miguel Ángel Recio desplegó un mapa de músicas del mundo con el recogimiento que solo un templo de piedra puede ofrecer.
La Plaza de Santa Marina fue escenario de dos momentos sublimes: por un lado, el diálogo vanguardista entre cuerdas y teclas de Helena Fernández e Íñigo Anzasti; y por otro, la atmósfera envolvente creada por Celia Pastor y Daniele La Torre, en perfecta sintonía con el rumor del agua y la calidez del público.
El Ábside de Santiago, joya del arte mudéjar, fue testigo de las versiones pop rock de Daniel Romano, la emotividad de Teresa Cantalejo y la elegancia interpretativa de Marina Sierra, que pusieron el broche a una noche que fue, en palabras de algunos asistentes, “pura poesía musical bajo las estrellas”.
Más que un festival: una forma de descentralizar la cultura
La ‘Noche en Blanco y Negro’ no solo ha reafirmado su prestigio como cita musical, también continúa apostando por llevar la cultura a todos los rincones de la provincia, activando el turismo cultural y revalorizando el patrimonio local. La alternancia de espacios y estilos musicales permitió a los asistentes recorrer Cuéllar de una forma distinta, viva, y en constante movimiento.
Una noche que demostró, una vez más, que la música no necesita grandes recintos ni altavoces potentes para emocionar: basta un piano, una buena interpretación y un entorno dispuesto a dejarse transformar.