El Festival de Música de Segovia vivió este viernes una de sus jornadas más ricas y emocionantes. Por la mañana, el pasado y el futuro se dieron la mano con la charla “La Catedral de Segovia: 500 años de música” en la Casa de la Lectura, donde los investigadores María Ángeles Serrano y Enrique Parra explicaron el trabajo de recuperación de una joya olvidada: La Misa para la colocación del Altar Mayor, de Juan Montón y Mallén, escrita en 1775 para celebrar la instalación del altar diseñado por Sabatini.

Por la noche, esa misma obra volvió a sonar, 250 años después, en el lugar para el que fue compuesta: la Catedral de Segovia. La interpretación, a cargo de la orquesta Nereydas y el director Ulises Illán, emocionó al público en un concierto que fue más que música: fue historia viva.

Mientras tanto, en el Palacio de Quintanar, arrancó el Festival Joven, con el talento de Altea Cruces y Julia Navarro, ganadoras del Concurso Nacional de Jóvenes Promesas de Violoncello, interpretando obras de Haydn, Schumann o Mendelssohn con una madurez deslumbrante.

Y esta noche, el festival cambia de registro con uno de los momentos más esperados: a las 22:00h en el Jardín de los Zuloaga, Rocío Molina presenta su espectáculo Caída del Cielo, una propuesta poderosa y visceral que ha revolucionado el flamenco contemporáneo.