En el mundo existen 2.300 monasterios católicos de vida contemplativa, y este monasterio de clausura en Segovia es una auténtica joya.
A nivel histórico, su valor es incalculable. Por los muros del monasterio, pasaron Enrique IV, Juana de Avis, los infantes Isabel y Alfonso, Cisneros, entre otros.
El Monasterio de San Antonio el Real tiene sus orígenes en el siglo XV, cuando el rey Enrique IV de Castilla, gran aficionado a la caza, donó su pabellón de caza en Segovia a los franciscanos observantes. Más tarde, la reina Isabel la Católica trasladó allí a las clarisas, otorgándole el estatus de monasterio real.
De hecho, el monasterio ha sido la casa de las Clarisas desde 1488 y se han encontrado desde reliquias del XV a cajas de leche en polvo del Plan Marshall del XX, pasando por telas del siglo XVII y XVII para actos reales de los Borbones.
A nivel artístico, se puede subrayar el Retablo de la Pasión flamenco de la Iglesia, otros tres retablos de terracota situados en las pandas del Claustro central, así como los artesonados.
Por tanto, el conjunto destaca tanto por su riqueza patrimonial como espiritual.
Algunos espacios relevantes
Sala de introducción: Relata el origen del monasterio como pabellón de caza de Enrique IV.
De instrumentos musicales: Describe el papel de la música en la corte castellana y la figura del caballero culto.
Cantorales: Explica el uso litúrgico de estos grandes manuscritos musicales, destacando su belleza y valor.
Cartela del Descendimiento: Analiza una pintura religiosa sobre la bajada de Cristo de la cruz, destacando su valor simbólico.
Dormitorio de Enrique IV: Aborda la vida personal y política del rey, marcada por conflictos sucesorios, su cuestionada virilidad y estudios posteriores sobre su salud y muerte.
Cantoral del rey Enrique IV: Considerado uno de los primeros cantorales reales, contiene un retrato propagandístico del monarca con fuerte carga simbólica.
Sala de paso – Vida monacal: Describe la vida cotidiana y austera de las clarisas, dedicada al trabajo manual, la oración y el silencio.
Refectorio: Comedor comunitario con pinturas monjas y decoración mudéjar, donde se leían textos espirituales durante las comidas.
Salón de frailes: Antigua sacristía mayor, ricamente decorada y con frescos religiosos del siglo XVI.
Retablo flamenco, sala capitular y sacristía
• Sala capitular: Lugar de reuniones importantes, con un espléndido artesonado mudéjar y un retablo barroco.
• Sacristía: Espacio sencillo que Isabel la Católica había elegido como posible lugar de entierro; se menciona el conflicto sucesorio tras la muerte de Enrique IV.
• Iglesia: Conserva elementos góticos y mudéjares, con intervenciones posteriores como el coro alto del siglo XVIII.
• Retablo flamenco: Pieza central del arte religioso del monasterio, muestra con gran realismo y teatralidad escenas de la Pasión de Cristo, influenciada por el estilo flamenco de Van der Weyden.
Este conjunto monástico no sólo conserva una gran riqueza artística y arquitectónica, sino también una profunda historia ligada a la política, la religión y la cultura de la Castilla bajomedieval.
Información extraída de Camino del Asombro.