María Zambrano nos ha abierto las puertas de su nueva casa en Segovia, la del nuevo Campus universitario de la Universidad de Valladolid y que desde hace escasas semanas lleva su nombre. Un edificio que ubicado en la Plaza del Alto de los Leones de Castilla albergará el primer epicentro universitario de Segovia que hasta ahora ha estado desperdigado por diferentes partes de la ciudad.

Se abre así una nueva etapa en la faceta académica en Segovia cuyas instalaciones serán entregadas a la UVa por parte de la empresa constructora Volconsa en fechas próximas, y cuya visita ha estado presidida por el delegado territorial de la Junta de Castilla y León en Segovia, Javier López-Escobar, los arquitectos encargados del proyecto Ignacio Linazasoro Rodríguez y Ricardo Sánchez, y el vicerrector del Campus de Segovia, José Vicente Álvarez.

La realidad de la primera fase del Campus María Zambrano contempla una superficie útil de 18.042 metros cuadrados en 17 metros de altura, “un edificio pensado para la UVa pero también pensado para integrarlo en Segovia”, como han señalado los propios arquitectos.

Si por algo destaca la construcción es por la elegancia y la austeridad que ha mantenido en sus líneas que, lejos de romper con el entorno a través de un edificio llamativo y estrafalario, se camufla en la escala urbana con materiales de la herencia segoviana como el granito “recordando incluso al propio Acueducto”, manifestaba Ricardo Sánchez.

Desde que se comenzara su construcción en 2009 han sido un total de 28 meses los que han ido configurando este edificio que ha tenido que superar algunas complicaciones como los desniveles de una topografía complicada. En concreto, las excavaciones han tenido que trabajar alrededor de 11 metros de altura para asentar los cimientos como han explicado los arquitectos.

Finalmente con un total de alrededor de 110 operarios trabajando y con cuatro meses de retraso, ya que se contemplaban 24 meses en total, el edificio acababa de ver la luz.

 

Los ventrículos de Zambrano

Un total de cuatro entradas alrededor del Campus acceden a la parte más impresionante del centro, una plaza techada que constituirá el ágora de María Zambrano y que, con un espacio de 2000 metros cuadrados, pretenderá convertirse en la confluencia de la vida universitaria de Segovia. “Un lugar lleno de vida, de paso, pero también abierto a la improvisación de posibles actos”, comentaban los arquitectos.

La transparencia, la luminosidad, y la sencillez, pero a la vez también la grandilocuencia de unas lineas cuidadas y estudiadas, de extraordinario gusto, componen la estructura de este espacio en torno al que se distribuyen todas las aulas.

Es precisamente en esta mismo espacio y sin pasar desapercibidas, pues es sin duda lo más representativo del Campus se encuentran los elementos con más papeletas para convertirse en el icono indiscutible de la Universidad. Se trata de los dos ventrículos del corazón de María Zambrano, las dos bibliotecas ‘colgantes’ de madera de iroko, testigos impasibles de la vida universitaria que reflejarán la idea del saber. Ambas se convertirán en las salas de estudio y lectura de la biblioteca, que flotando en el aire garantizan la idea de continuidad del espacio, sin romper con esa apertura de la plaza adoquinada.

Debajo de estas un foso de unos 1000 metros cuadrados y del color de una piedra casi pizarra, albergará la zona de libros, de préstamos y del archivo del Campus de Segovia que se completará con la colocación de estanterías repletas de libros convirtiéndose en la otra zona de tránsito por excelencia.

Desde abajo hacia arriba, del foso a estos ventrículos se podrá acceder a través de ascensor o de unas escaleras que nos sumergirán en las salas de estudio desde las que se podrá leer o estudiar, tanto a través de la colocación de mesas individuales o de mesas compartidas en diferentes niveles y siempre con unas paredes repletas de obras de consulta.

En el último nivel de las bibliotecas el espacio está pensado para una zona de lectura más distendida, pensada para la realización de trabajos con una sensación de aire libre. En esta zona se puede contemplar la que se convirtió en la zona de mayor complejidad a la hora de llevar a cabo, en palabras de los arquitectos y de la empresa constructora. Nos referimos a los cables metálicos que sujetan la estructura de los baldaquinos sobre las que penden los dos ve

ntrículos, las dos zonas de bibliotecas que a su vez están conectadas entre sí a través de pasarelas descubiertas en las que se puede apreciar el conjunto del edificio.

 

Otras instalaciones

Un total de 54 aulas se disponen alrededor de la plaza de entrada y de las bibliotecas centrales. Éstas, en las que más tiempo pasarán los estudiantes, se han realizado a través de diferentes medidas que oscilan entre los 20, 30 y 60 metros cuadrados. Por el momento y aunque se ha realizado un informe inicial sobre la distribución de los alumnos de las diferentes carreras, no se ha realizado una asignación física definitiva, según ha señalado el vicerrector del Campus de Segovia, José Vicente Álvarez. La capacidad de las aulas albergarán alrededor de 1600 alumnos, que a través de los diferentes turnos de mañana y de tarde, pasarán por la universidad, hasta llegar al grueso de los 2.700 actualmente matriculados.

Los demás espacios del Campus María Zambrano se completan con un total de 4 aulas de ordenadores, cafetería y cocina, gimnasio, delegación de alumnos, almacenes y salas de instalaciones, y un aparcamiento con alrededor de 160 plazas para vehículos.

 

El futuro próximo, sin rastro de la II Fase

El traslado completo de estudiantes se prevé para el segundo semestre de este curso 2011-2012, “para poder comenzar el curso que viene con los menos percances posibles”, ha señalado José Vicente Álvarez.

Además, Álvarez ha señalado que la semana que viene saldrán los concursos más grandes para los equipamientos del edificio y una vez se publiquen en el Boletín Oficial de la Unión Europea, empezarán a correr los plazos. “Son procesos complicados y que llevan tiempo porque tenemos que equipar cuatro salas de informática, un gimnasio y equipos audiovisuales para todas las aulas, entre otras cosas”, ha apostillado.

Aunque los plazos, tanto de la II Fase del Campus de Segovia como la del traslado y equipamiento , continúan sin estar claros por completo, José Vicente Álvarez ha señalado que aunque no exista el plazo definitivo del traslado, los edificios de Mahonías y Trinidad serán los primeros en ser abandonados, pasando a ser gestionados por Caja Segovia, su propietario. El interés se centrará entonces en el edificio de los bajos de Santa Eulalia, la Escuela de Informática, que según Álvarez, por su cercanía podrían ser los idóneos para el traslado de profesores hasta que se asiente el Campus. Asímismo, la Escuela de Magisterio se mantendrá en propiedad de la Universidad de Valladolid, quien continúa llevando a cabo talleres, seminarios o conferencias en sus instalaciones.

Para la II Fase del Campus de Segovia se guardan nuevos aularios, plató, laboratorio de fotografía y de ciencias experimentales, a través de un edificio del que ya es conocido se construirá a través de una plaza sin techar que estará separada de la I Fase a través de una calle.

Por el momento, y sin dar palos de ciego mirando a la II Fase, la ciudad se prepara para dar la bienvenida, en un periodo de tiempo más corto que largo, al Campus María Zambrano, que lo que es seguro, comenzará a funcionar mucho antes de lo que esta ciudad lo ha estado esperando.

Imágenes por Rosa Blanco

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