El día que Segovia se apagó. Eran las 12:33 h cuando todos pensamos lo mismo: «Se ha ido la luz». En casa, en la oficina, en el bar, en la obra… Pronto quedó claro que no era un apagón cualquiera: era El Apagón, el mayor de la Historia de España. La electricidad se esfumó de golpe, sin previo aviso, y nadie podía entender qué estaba pasando. Los teléfonos comenzaron a fallar; los datos móviles, a funcionar de manera intermitente, hasta que, por la tarde, la comunicación se hacía imposible, los datos también se apagaron.
La preocupación se extendía: incertidumbre, rumores, bulos, falta de información… Mientras tanto, en el exterior, el sol brillaba con fuerza, ajeno al caos. Incluso la afluencia de la calle era mayor, como hace décadas, personas sentadas en los bordillos, gente jugando en la calle, pequeñas tertulias…
Ya a mediodía, las reservas en muchos restaurantes se cancelaron en cadena. Sin embargo, otros, como el histórico restaurante José María, lograron mantener la actividad. Gracias al calor de sus hornos, encendidos desde las 8:00 horas, más de 200 comensales pudieron disfrutar de su plato estrella. «Nadie se quedó sin cochinillo», aseguraba el propio restaurador. «Mientras tengamos jamón, queso y vino, seguimos adelante, tenemos compromisos», explicaba Rocío Ruiz, directora del complejo, a esta redacción.
La «normalidad» también se mantuvo en el Tanatorio San Juan de la Cruz donde la Agencia Funeraria Santa Teresa hizo uso de generadores privados, lo mismo ocurrió con el Taller Fama, en el barrio de la Albuera, que consiguió mantener la actividad.
En las calles, la imagen era insólita (recordaba ciertamente a la pandemia, eso sí, con mucha gente y sin mascarillas): tiendas cerradas, carteles improvisados advirtiendo «no hay velas ni mecheros», otras puertas entreabiertas y, también, en algunos establecimientos, avisos anunciando la disponibilidad limitada de baterías cargadas, o dispositivos de auxilio. O la ausencia de existencias…
Mercadona, equipado con generadores propios, se convirtió en un oasis: imágenes de estanterías vacías recordaban a los días más tensos de 2020. En el Mercado de La Albuera optaron por cerrar, o en otros supermercados, como El Día, atendían a los clientes a puerta cerrada, en efectivo y sin sistemas electrónicos. La empresa segoviana Trackter repartía en su nave de Hontoria generadores para autónomos y empresas. Todo gesto, toda ayuda y toda improvisación valían.
El personal de tiendas y negocios luchaba contra el tiempo para salvar congeladores que perdían frío rápidamente, sin éxito. Muchos hogares, los que aún conservaban radios de pilas, se mantuvieron atentos a Radio Nacional, cuyos profesionales hicieron un extraordinario trabajo informando y «dando luz» con su voz en una noche que se tornó más oscura de lo habitual. Un servicio público esencial que trasmitió calma y certeza.
Y llegó el atardecer, lo hizo a las 21,10h. Con él se abrió paso la noche, sumida en la oscuridad, sin farolas, pero bajo un precioso cielo estrellado. En el interior de las casas, velas…
Así se vivió una jornada histórica e inesperada en la ciudad hasta que a las 3,30 horas de esta madrugada fue restablecida la luz en la capital. Hoy Segovia (y toda la Península Ibércia) intentará volver a la normalidad tras el mayor apagón de su historia.