Este convento del siglo XVI se convierte en «residencia» de varias cigüeñas desde que llegan a principios de año, hasta que emigran.
Es decir, componen y mantienen allí sus nidos hasta que vuelan de nuevo a otros destinos, ya comenzado el verano.
Tristemente, este inmueble histórico se encuentra en estado de ruina.
Localizado en la calle Convento de El Espinar, una bocacalle que desemboca directamente en la iglesia de San Eutropio de la villa, está declarado Bien de Interés Cultural desde el 28 de Noviembre de 1997.
Sin embargo, su estado de conservación es lamentable. Del convento de Santa Isabel tan sólo quedan los muros exteriores.

Este conjunto arquitectónico integraba en su interior una iglesia barroca.
Fue construido a finales del siglo XVI para acoger a las religiosas de clausura de la localidad.
Durante el siglo XVII, el convento cuenta con siete religiosas y durante años vive un gran desarrollo y esplendor, detalla la web del Ministerio de Cultura. Entonces, contaba con «Iglesia propia, residencia, huertos, casa de servidumbre, albergue de peregrinos y llegó a dirigir una escuela de niñas».
Su decadencia comenzó en el siglo XIX. Tras varias expulsiones, idas y venidas, las monjas del convento se trasladaron a la cercana localidad segoviana de Villacastín.
Finalmente, añade, «su estado ruinoso vendría con la llegada de los franceses, pues fue utilizado como cuartel».
Diferentes usos para este convento del siglo XVI que llegó a ser un cine
Así, tras la Invasión francesa, «el edificio conventual pasó a ser vivienda de funcionarios del Ayuntamiento de la localidad, luego mercado, también carpintería, más tarde cine, teatro y pajar».
No es el único edificio con historia en El Espinar del que las cigüeñas hacen su hogar. También es el caso del Palacio del Marqués de Perales o Palacio del Esquileo, del siglo XVIII, también prácticamente destruido.

Y es que las cigüeñas en este pueblo segoviano son parte cotidiana del paisaje.

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