Ver una obra de Gonzalo Borondo en fotografías o vídeos es impactante, pero experimentarla en vivo es algo completamente diferente. Segoviaudaz.es ha estado en Múnich, en la presentación de Chrysalis, su última intervención en el Museo Villa Stuck, y podemos decir que esta obra no solo transforma el espacio, sino que también se transforma a sí misma.
Una inmensa red pintada de más de 600 metros cuadrados cubre la fachada del museo, envolviendo el edificio como una segunda piel. Durante el día, la luz juega con las formas y los colores, haciendo que la obra cambie constantemente, revelando y ocultando detalles según la hora y la perspectiva del espectador. Esta evolución lumínica convierte a Chrysalis en un ente vivo, una obra que nunca se muestra igual dos veces.
Un recorrido con Borondo: reinterpretando a Von Stuck desde dentro Pocas veces se tiene la oportunidad de descubrir una obra de arte de la mano de su propio creador, pero en Múnich, Borondo nos guió personalmente por Villa Stuck, mostrándonos cómo Chrysalis dialoga con el legado del artista alemán Franz von Stuck. Para abordar este proyecto, nos explicó que primero necesitó “reencarnarse” en Von Stuck.
Antes de reinterpretarlo, quiso comprenderlo, sumergirse en su mundo y pensar como él. Solo después de ese proceso fue capaz de darle la vuelta a su imaginario, cuestionando sus códigos y adaptándolos al presente. En ese ejercicio de deconstrucción, Borondo plantea una reflexión sobre la masculinidad y el simbolismo de la obra de Von Stuck, transformando mitologías pasadas en preguntas contemporáneas.
Lo más revelador del recorrido fue entender que Chrysalis no es solo la intervención en la fachada. Su obra exterior en las lonas está en diálogo con la futura instalación que realizará en el interior del museo, una conexión que convierte todo el proyecto en una gran metamorfosis visual y conceptual.
Borondo deja huella
Aunque la intervención exterior desaparecerá cuando finalicen las renovaciones del museo, Borondo nos dejó claro que su arte no es efímero. No le interesa si su obra permanece físicamente o no, sino lo que deja en la mente de quien la observa. “Si la gente se para a pensar, ya se ha hecho mucho”, nos dijo.
Su intención con Chrysalis no es imponer una única lectura, sino abrir la puerta a múltiples interpretaciones. No hay respuestas equivocadas: cada espectador verá en la obra lo que le resuene personalmente, y esa libertad de pensamiento es lo que realmente le da sentido a su trabajo.
Segunda fase: Borondo se queda en Múnich
Este no es el final de Chrysalis. Durante los próximos dos meses, Borondo residirá en la Villa Waldberta, el programa de residencias artísticas de la ciudad de Múnich, donde trabajará en la segunda fase del proyecto. La instalación en el interior de la Villa Stuck, que se inaugurará tras la reapertura del museo, será una evolución de la obra exterior, cerrando el ciclo de transformación que sugiere el título de la pieza. Si algo nos ha dejado claro esta visita es que Borondo no solo transforma espacios, sino también miradas.