El ex ciclista segoviano Pedro Delgado ha acudido a Valladolid a participar en un desayuno organizado por la Asociación de la Prensa Deportiva de la capital pucelana. El segoviano, ganador de un Tour y dos Vueltas repasó con los asistentes sus primeros tiempos sobre la bici, su etapa profesional y su trayectoria como comentarista. 

Perico tuvo un recuerdo hacia Moncho Moliner, su primer entrenador. «Él se enamoró de mi rebeldía, y era un poco desastre como yo, pero no pensaba por entonces que pudiera ganar un Tour. Hay muchos deportistas con unas condiciones increíbles que luego no llegan. Yo dudaba de mí mismo». Luego llegó su paso al ciclismo profesional con el Reynolds. «Tenía ofertas de Kelme con Carrasco, de Mínguez y de Echavarri y me quede con este último con el carácter de los navarricos. También me gustó su buena estructura y que me daba tranquilidad para el salto del amateur al profesional». Con todo recuerda que «a mi padre ni se le pasaba por la cabeza que se pudiera vivir del deporte. El decía que si llevaba bien los estudios podría correr».

Aquella etapa en la Sierra de Guadarrama

Su primer triunfo en la Vuelta a España llegó en el año 85. Fue con aquella histórica etapa con final en Segovia, donde recortó los seis minutos que tenía de desventaja sobre Robert Millar. «Se unieron una serie de circunstancias muy difíciles de repetir. Fue una carrera loca desde el primer minuto y mi único propósito era intentar ganar la etapa, no la general».

Recordaba que lo intentó en Cotos sin fortuna y en Navacerrada, donde «hacia un día de perros con niebla y aguanieve, recordé la frase de Ángel Arroyo que me decía, si no se puede subiendo se tiene que intentar bajando». Así ocurrió y, una vez dio caza a Pepe Recio, escapado kilómetros antes, se fueron juntos camino de meta. «Nunca pensé que pudiera ganar la Vuelta y no sabía que pasaba atrás».

El Tour que ganó y el que perdió

En el año 88 ganó su primer y único Tour, «aunque creo que tenía calidad para ganar al menos uno más», pero sobre todo se le recuerda también aquella ronda gala perdida en el 89, cuando llegó tarde al prólogo de Luxemburgo. «¿Nadie ha llegado tarde en su vida?», afirmó ante la carcajada de los asistentes. Fue su primera justificación de lo que el propio Perico Delgado calificó como «el mayor error de mi vida deportiva». Y es que reconoció que en ese momento se sentía invencible. «Venía de ganar el Tour y la Vuelta a España y estaba convencido de ser el mejor. Me dije a mi mismo `la vas a armar´, y mira si la armé», afirmó entre risas.

Recordó que estaba la salida quince minutos antes pero que se alejó del tumulto ante la cantidad de gente que le paraba para pedirle una foto. «No quería perder la concentración, pero me despisté y cuando volví vi a Echavarri desencajado, a mi mecánico gritando y el reloj que marca 41″». Reconoce que en ese momento se sitió el hazmerreír de todo el mundo y de hecho su frustración le hizo perder otros cinco minutos en la etapa del día siguiente.  Se dijo incluso que había pensado en abandonar, pero el recuerda que «tenía claro que por muy mal que estuviera iba a estar peor en Segovia. Luego me recuperé y terminé tercero de ese Tour».

Su etapa junto a Indurain, su tiempo como comentarista de televisión, todavía en curso, y el fenómeno de Pogačar centraron también el debate organizado por la Asociación de la Prensa deportiva de Valladolid en un acto que estuvo presentado por José Miguel Ortega.