Punto SOS en farmacias de Castilla y León

Las 1.596 farmacias comunitarias de Castilla y León se convierten en Punto SOS (Seguridad y Orientación, Siempre) para las víctimas de agresiones sexuales. De este modo, estos espacios las ofrecerán ayuda y orientación y las derivarán hacia los recursos de emergencia, sociales o sanitarios más adecuados en cada caso.

Punto SOS en las farmacias de Castilla y León

La campaña ya ha comenzado con dípticos y carteles informativos en las farmacias de la comunidad y se ampliará a vídeos y material divulgativo en autobuses y mobiliario urbano. Todo ello, «para convertir a las farmacias en Puntos SOS, en espacios seguros para las víctimas».

Además, en caso de ir acompañadas de su agresor, las víctimas podrán alertar a los farmacéuticos de su situación de peligro mediante una sencilla señal no verbal abriendo y cerrando la mano con el pulgar doblado sobre la palma de la mano.

La puesta en marcha de esta iniciativa también ha incluido una formación a más de 300 farmacéuticos de la comunidad para facilitar al personal la prevención, detección y derivación de estos casos.

De este modo, la nueva campaña Farmacia SOS se suma a una pionera y larga trayectoria de colaboración de la red de farmacias autonómica con la Junta de Castilla y León en la lucha contra la violencia de género y las agresiones sexuales, que comenzó con la firma de un convenio contra la violencia de género entre las dos instituciones en mayo de 2017.

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Las farmacias quedarán así integradas en la estrategia autonómica de protección y atención a las víctimas de agresiones sexuales. Esto «permitirá hacer realmente accesible esta atención gracias a la capilaridad y cercanía de las farmacias comunitarias y su presencia en zonas rurales, una cuestión clave en estos casos».

Código «mascarilla-19»

Además de esta medida, las farmacias de Castilla y León se sumaron a la iniciativa Mascarilla-19 puesta en marcha durante la pandemia de COVID-19 por los colegios de farmacéuticos canarios y el Instituto Canario de Igualdad. Esta iniciativa facilita a las víctimas un código –mascarilla 19– con el que alertar de forma discreta en su farmacia del peligro al que se enfrentaban.