La iglesia románica más antigua de Segovia se encuentra en una de las villas más bellas de la provincia segoviana, con una historia y un entorno natural increíbles.
Su historia está ligada a la «epopeya reconquistadora de los reinos de Castilla y de León», resalta el organismo de turismo Prodestur.
Declarada Bien de Interés Cultural en 1931, la Iglesia de El Salvador de Sepúlveda es un muestra única del románico castellano.
De hecho, está considerada como el «edificio románico más antiguo (s. XI – año 1093), de la provincia de Segovia y al sur del Duero y constituye uno de los paradigmas del románico castellano», subraya el portal Sepúlveda Turismo.
Un templo imponente
La maestría arquitectónica de este templo es imponente. Tiene una sola nave con ábside semicircular cuya torre está separada y se accede a ella por un estrecho pasadizo abovedado. La nave, cubierta con bóveda de cañón, está dividida en tres tramos por arcos fajones apeados en pilastras.
Adosadas a los muros tiene arcadas ciegas sobre columnas. Su altura sobrepasa lo común en el estilo. La torre tiene una doble hilera de vanos y su planta superior está cubierta por una bóveda esquifada de tipo musulmán. Los arcos del pórtico están agrupados por parejas, apoyándose cada uno separadamente en anchas pilastras, y, al juntarse, en columnas comunes. Un sillar del ábside tiene la fecha de 1093. El pórtico es algo posterior.
Parece ser que el constructor de esta parroquia fue un artista foráneo, quizás un benedictino de Silos que estaba trabajando en el camino de Santiago y que conocía muy bien el románico.
Los rasgos más característicos de esta iglesia son la armonía de proporciones, junto a la altura y la perfección de bóveda.
La firma de los canteros
Los temas geométricos y vegetales, con motivos de hojas de acanto y de piña o de vid, palmetas, tallos ondulados o flores en forma de círculo, entre otros detalles, siguen los modelos asturianos de las estrellas de seis puntas, mozárabes y, sobre todo, visigodos.
Un elemento destacado son los lazos irlandeses, que abundan en los capitales de las arcadas ciegas de la nave. En un capitel de la torre hay esculpido un arco de herradura copia de uno de los de la Cueva de los Siete Altares. Las cabezas y figuras humanas y de animales (los comunes en la región o imaginarios y feroces) abundan en los canecillos.
Una curiosidad aún perceptible son las marcas o firmas de los canteros que pone de manifiesto la importancia de este gremio entre la población desde la Edad Media.
La Misa de Minerva
Una de las tradiciones que tiene lugar en este singular edificio se celebra cada tercer domingo de mes y su nombre es la “Misa de Minerva”, instituida para dar culto al Santísimo Sacramento con todo su esplendor. La misa se celebra en esta iglesia con la asistencia de los hermanos de la Cofradía antiquísima del Señor. Tras la misa hay una procesión del Santísimo que recorre el claustro. Las velas encendidas, el redoble del tambor muy antiguo y el olor del incienso son algunos de los singulares elementos de esta tradición.
Las vistas bien merecen una visita
Situada en lo alto de la villa de Sepúlveda, al templo «se accede por una empinada escalinata que se inicia cerca de la iglesia de Santiago y a la que se llega fácilmente desde la Plaza Mayor. Precisamente, desde esta plaza se obtiene una buena vista de la cabecera y del campanario de este emblemático templo románico segoviano», señala Arteguías.
*Fotografía de portada cedida a Segoviaudaz.es por Silvia Álvarez de Frutos.