La iglesia de San Alfonso Rodríguez de El Sotillo celebra su 25 aniversario. El martes 5 de abril, día en que se conmemora el cumpleaños, una mesa redonda servirá para repasar todo lo vivido en este tiempo. Para ello se contará con la presencia de Jesús Fuentetaja, vecino del barrio y colaborador de la iglesia; don Andrés de la Calle y don Amando Sanz, anteriores párrocos de la iglesia; y David San Juan, experto en la vida de San Alfonso.
Una efeméride con la que, gracias a la implicación del actual párroco, Florentino Vaquerizo, y la comunidad del barrio se revive el espíritu de unidad fraternal que permitió la edificación de la iglesia hace un cuarto de siglo.
Actividades para niños, jóvenes y adultos sirven de pretexto para reunirse y recordar los buenos momentos vividos en torno al templo y a su comunidad. Así, los más pequeños han podido divertirse con los hinchables y, junto a sus familias, compartir una judiada popular y solidaria, cuya recaudación se destinará a colaborar con la emergencia humanitaria provocada por la guerra en Ucrania. Los adultos también han tenido su rato de diversión para acabar la jornada, todos juntos, reunidos en torno al altar de la iglesia de San Alfonso Rodríguez para participar de la Eucaristía presidida por don César Franco, Obispo de la Diócesis.
Historia
En septiembre de 1991, don Andrés de la Calle, párroco de La Lastrilla, escribe a los vecinos de El Sotillo ofreciéndoles la celebración de la misa dominical en la residencia de Cáritas, donde se celebraría hasta 1995, año en el que se comienzan a utilizar los salones de APADEFIM. Tras el trabajo burocrático pertinente y gracias a la labor de don Andrés y de los vecinos finalmente don Antonio Palenzuela — entonces Obispo de Segovia— pudo bendecir los terrenos y colocar la primera piedra el 9 de abril de 1995.
No sería hasta dos años después, el 5 de abril de 1997, que se inaugurase la iglesia bajo la advocación de San Alfonso Rodríguez. Una multitudinaria Eucaristía presidida por el obispo Luis Gutiérrez serviría de acto inaugural. El Sotillo cumplía así su anhelo: tener una iglesia propia. Los desvelos y la dedicación de párroco y vecinos habían dado sus frutos.