Las bibliotecas se han convertido para muchos ciudadanos en servicios esenciales durante la pandemia, ya que han jugado un papel relevante como puerta de entrada al conocimiento. Pese a ello, los datos reflejan que las visitas a estos lugares están aún lejos de alcanzar las cifras registradas antes de la crisis sanitaria. En concreto, la Red de Bibliotecas de Castilla y León, que está integrada por 340 centros repartidos por la Comunidad, cerró 2021 con 2,5 millones de préstamos, lo que supone un 17 por ciento más que los registrados el año anterior pero aún están lejos de los más de cuatro millones contabilizados en 2019, que es el ejercicio a tomar como referencia al no existir el COVID.

El jefe del Servicio de Bibliotecas de Castilla y León, Jose Lorenzo, subrayó a la Agencia Ical que la previsión que manejan es que a partir de 2022 se pueda «normalizar» la situación para proceder a una recuperación a lo largo del año próximo. «Va poco a poco por que hay gente que tiene respeto y miedo por entrar en nuestras instalaciones, pese a que son lugares seguros y tomamos todas las medidas», declaró. De ahí que el número de prestatarios activos se situara, según las estadísticas, en 183.405 frente a los 343.229 de 2019.

El también director de la Biblioteca de Castilla y León en Valladolid, más conocida como San Nicolás, manifestó que el personal ha detectado un cambio de hábitos en el usuario, ya que ahora con la pandemia acude más a «tiro fijo» y no tanto a «perderse» con libertad por las salas para ojear títulos entre las estanterías, en busca de algo que les llame la atención. En este sentido, el COVID trajo consigo unos cambios que han venido para quedarse en las bibliotecas públicas de la Comunidad como son la ampliación del periodo de préstamo, que pasó de 15 a 30 días, así como el número de documentos que se pueden coger, de cinco a diez.

La pandemia está, básicamente, detrás de esta caída aunque también hay que tener en cuenta que el acceso a la cultura, y en particular la lectura, ya no queda copado por las bibliotecas sino que el ciudadano puede utilizar internet, libros electrónicos y otro tipo de plataformas de contenidos audiovisuales, tanto para escuchar música como para ver películas y series.

Se trata de una forma de relacionarse con la cultura ya que, junto a la tradicional biblioteca física, ha irrumpido con fuerza la biblioteca virtual para el consumo de contenidos digitales. Prueba de ella es que eBiblio, la plataforma de préstamos digitales en Castilla y León, no ha parado de crecer desde que se implantó en 2015 por parte del Ministerio de Cultura. En esa fecha, la plataforma contabilizó 15.584 préstamos, que contrasta con los 265.620 registrados el año pasado. En solo tres años, se han quintuplicado y, en dos, se han multiplicado casi por 2,5. En paralelo, ha crecido el catálogo, hasta el punto que, en la actualidad, cuenta con más de 34.000 títulos y cerca de 80.000 ejemplares.

La Consejería de Cultura decidió en 2018 dar un impulso definitivo a eBiblio con la incorporación a su catálogo las publicaciones de prensa y otros materiales pero también con la adquisición de más fondos de licencias de libros electrónicos para cubrir las «lagunas» del Ministerio. El resultado quedó patente en las cifras ya los préstamos entre 2018 y 2019 pasaron de 52.248 a 109.912. Es decir, se duplicaron. Una tendencia que continuó en 2020, ya que el número se volvió a duplicar, hasta los 247.851. Un crecimiento exponencial que estuvo impulsado por la irrupción de la pandemia. Y es que en 2020, con la irrupción del COVID y la declaración del estado de alarma en marzo, las bibliotecas de la Comunidad estuvieron cerradas casi dos meses y meses y, posteriormente, los documentos se podían recoger previa petición ya que las salas de préstamo no abrieron hasta octubre de ese año. Por lo tanto, el crecimiento en el uso de la plataforma estuvo muy marcado por el cierre de los servicios bibliotecarios presenciales.

Alrededor del 43 por ciento de los préstamos de eBiblio Castilla y León corresponde a los periódicos, seguido de los libros eléctrónicos (39 por ciento). Más lejos, aparecen las revistas (nueve por ciento) y los audiolibros (ocho por ciento). Unos audiolibros que cada vez tienen más aceptación entre los usuarios, ya que son formatos de mucha calidad (incluso algunos tienen varias voces leídas por actores profesionales) y muy amenos.

Lorenzo reconoció que la plataforma eBiblio ha venido para quedarse al considerar que es «lo lógico». «Planteamos la Biblioteca como una opción digital clara por que al final, todo tendrá su versión digital», aseguró. Algo que cobra aún más sentido en una comunidad tan extensa, con la población tan dispersa y con un peso importante del mundo rural. «Hay que dar servicio a todos los ciudadanos, con independencia de donde vivan», significó. No en vano, este sistema permite que el usuario registrado en la plataforma pueda acudir a un lugar donde hay cobertura de internet para descargarse el libro o la publicación para llevárselo a casa para leer. También existe la posiblidad de leer ese contenido ‘on line’ sin necesidad de la descarga, siempre y cuando se cuente con una conexión a la red.

Explicó que cada título de eBiblio cuenta con su corresponde licencia, que abona la Junta en función del número de préstamos que permita. «Lo ideal, tal y como se hizo durante el confinamiento en 2020, es que se presten el libro electrónico en función de la demanda», manifestó. De esta manera, se evita que una obra acumule reserva de hasta dos meses. En este sentido, abogó por una «cierta flexibilización» ya que el mundo digital es más complejo y abierto que el tema del papel, donde el precio está muy acotado al venir fijado por ley. Por el contrario, precisó, que el el libro en formato electrónico es «más libre».

El responsable del servicio precisó que el sistema de Castilla y León cuenta con 340 bibliotecas, a los que hay que sumar los 30 bibliobuses que son una biblioteca pública móvil que transporta una selección de material bibliográfico y audiovisual, con el fin de proporcionar el préstamo de estos materiales y otros servicios de información a la población. El responsable del servicio calcula que de los 2.248 municipios existentes en la Comunidad, 1.484 disponen de un punto de servicio bibliotecario. «Plantear una biblioteca en localidades de menos de mil habitantes no es viable, por lo que hay que apostar por ideas imaginativas como el formato digital», añadió.

CineCyL

De ahí la oferta disponible para los usuarios como CineCyL, un servicio para acceder al visionado en ‘streaming’ durante 48 horas de películas, programas y series de televisión, documentales y cortometrajes en determinados televisores, ordenadores y otros dispositivos con conexión a internet. La plataforma, que cuenta con más de 6.000 contenidos audiovisuales, registró 21.138 préstamos a lo largo del año pasado.

También está la Biblioteca Digital de Castilla y León (BDCYL), que permite el acceso libre y gratuito a través de internet a los fondos bibliográficos y documentales de autores y temas castellanos y leoneses que conservan las bibliotecas y archivos de la Comunidad. Hay unas 26.000 obras y más de 3,9 millones de imágenes digitalizadas con fondos de la Consejería y el Ministerio. Además, se trabaja para que en un futuro eBiblio se amplíe con música o con acceso a plataformas de videojuegos. Además, Jose Lorenzo citó la base de datos abiertas de legislación y el acceso a la Enciclopedia Britannica ‘on line’.