Luis Alonso Marcos (Segovia, 1974) forma parte de una generación de corredores de montaña segovianos que ha dejado huella. Admirado por su capacidad para maridar proyectos deportivos extremos – como el Gran Slam Marathon que lo llevó por todo el mundo – con la solidaridad, el hijo adoptivo del Real Sitio de San Ildefonso afronta un cambio radical en su dinámica de entrenamientos y competiciones fruto de las exigencias laborales, el castigo de su cuerpo durante tantos años y la edad. Después de su último percance en el tobillo derecho producido en Islandia. Luis Alonso ha decidido parar de entrenar hasta el año 2022, para el que no tiene todavía un reto en el horizonte.
En un descanso de su trabajo como dueño junto a su familia del Bar Castilla en La Granja, en la primera jornada de nieve del otoño, Luis Alonso atiende a segoviaudaz.
.- Segoviaudaz: ¿Ha sido difícil tomar la decisión de cambiar el guion de su planificación deportiva?
.- Luis Alonso: Ha sido progresivo. Llevo tiempo sin poder correr todas las carreras que me gustaría porque las mejores se celebran cuando tengo más lío en el bar y no puedo ir. He ido participando en carreras en las que podía sentirme competitivo y que me sirvieran para viajar.
SA: ¿Por qué decide apartarse?
L. A: Nunca voy a dejar de correr, pero voy a cumplir 48 años en enero, el ritmo de los que vienen es muy alto y no estoy en condiciones de competir con ellos. Las lesiones han ido a más y además de entrenar tengo que hacer un trabajo específico para mantener el tono muscular por mis lesiones – Luis no tiene ligamento en su rodilla derecha y debe fortalecer el cuádriceps para evitar el quirófano – y me doy cuenta de que el stress post entrenamiento, el del trabajo y el entrenamiento de la competición me hace lesionarme a menudo, y mi trabajo está en el bar. Hace diez años que me di cuenta que mi organismo no recuperaba igual que antes y comencé a realizar dietas específicas con la nutricionista Belén Rodríguez lo que me ha permitido alargar mi carrera.
SA: ¿Y cómo reaccionará su cuerpo al nuevo reto que le va a plantear?
L.A: No lo sé, porque tendré que realizar más ejercicios de fuerza y menos intensidad y menos volumen para que las rodillas y los tobillos sufran menos y meter más bicicleta o, natación o gimnasio. Tengo plena confianza en mi entrenador Víctor – López Pastor, con el que lleva trabajando desde prácticamente los inicios de su carrera – y seguro que podré prepararme bien. Está claro que tiene que haber una transformación.
SA: Y la cabeza… ¿También está preparada?
L.A: No queda otra. Si quiero seguir compitiendo tengo que encontrar carreras a las que pueda adaptarme. Creo que me va a limitar más el trabajo que la cabeza porque no podré preparar las pruebas como antes.
SA: ¿ y tiene claro cuáles pueden ser esas carreras?
LA: Pues la verdad es que me he encontrado muy a gusto en las carreras de desierto. Me adapto muy bien a las temperaturas y como suelen ser pruebas por etapas, a mi edad le cuesta a mi cuerpo menos entrar en acción que con frío. Tengo que intentar evitar la lluvia en la medida de lo posible porque puedo correr con frío seco, pero en mojado todo es más difícil.
SA: Quizá sea buen momento entonces para hacer balance
LA: Jamás pensé que llegaría hasta donde he llegado cuando empecé a correr a los seis años. A mi lo que me motivaba de pequeño era jugar al fútbol – hizo un par de pruebas con el Real Madrid – pero a lo largo de mi carrera como deportista puedo decir que durante un periodo de seis años aproximadamente estuve un pasito corto por debajo de la élite. Lo que he conseguido ahí está y ahí se queda. De todos estos años me quedo con la gente que he conocido y con que muchas personas pasan por mi bar a conocerme o simplemente a hablar conmigo. Eso es para mi más importante que los triunfos.
SA: Y por qué cree que le recuerda más el aficionado. Por sus carreras o por la vertiente solidaria
LA: Creo que va todo un poco de la mano. Me dio mucha popularidad ganar en la Muralla china y es una prueba relativamente sencilla. Me ha costado siempre mucho más preparar una carrera en el desierto o el GTP (Gran Trail de Peñalara).
SA: Dígame un sitio donde quiera correr. Usted que ha estado por todas partes
LA: He tenido la suerte de poder ir a todos los sitios en los que quería correr, pero siempre hay posibilidades nuevas. Me invitan a Costa Rica, que es un sitio que me trae buenos recuerdos, puede que vuelva a Islandia, que me quedé con las ganas de terminar la prueba última en la que me lesioné… pero lo que sí es posible es que prepare un maratón en asfalto, porque nunca he corrido ninguno, lo máximo que he hecho es la Media Maratón de Segovia.
SA: Y cuando le piden consejo para competir o preparar pruebas. ¿Qué dice?
LA: Me preguntan de todo, hasta qué zapatillas usar en cada carrera o cómo preparar pruebas específicas. Me gusta dar ese tipo de consejos. Lo primero que le digo al que me pregunta es que tiene que tener muy claro dónde va porque la montaña es mucho más delicada de lo que parece. Los hay que le echan pulsos a la montaña y allí la gente puede morirse. Hay muchos, por suerte los menos, que no valoran los riesgos. Lo fundamental es estar preparado físicamente, hacer un planteamiento de carrera y estudiar los perfiles, donde tienes que comer y dónde no, si hay asistencia… creo que hay algunas personas que le echan pulsos a la montaña sin estar preparados, sobre todo los que vienen del asfalto.
Texto: Javier de Andrés
Foto: Luis Alonso Marcos en Islandia, los días previos a su última carrera disputada