Alex Jorgenssen conoce a la perfección el alma titiritera de la ciudad de Segovia, su marioneta ‘Mr. Barti’, forma parte del imaginario colectivo de Titirimundi. Su facilidad para llevarse al público de calle le hace perfecto para darse una vuelta por las terrazas y cautivarles con su simpatía y desparpajo. Su pelo rubio algo despeinado y grandes ojos se unen su elegante vestimenta y una personalidad difícil de dominar. Titirimundi 2021 se reinventa gracias a artistas como Álex y como la chilena Roma Monasterio, que abre su maleta llena de fragilidad porque hay mucho por contar.
Segovianos y visitantes podrán sumergirse hasta el domingo en Titiriterrazas, una colaboración para llevar el veterano festival a estos espacios tan vinculados con el ocio y la diversión. Unos pocos minutos le bastan a Alex y a su amigo con 38 hilos ‘Mr. Barti’ para revolucionar el espacio que les rodea, jugar con la improvisación es lo suyo.
“Es una evolución en la que estoy trabajando desde hace 32 años”, explicó Alex Jorgenssen, para fabricar un títere de hilo “que se mueve como nosotros”. Ha llegado al límite ya no le quiera añadir a su marioneta ningún hilo más, se planta en 38, porque ahora su objetivo es ir hacia la dramaturgia, el teatro, y dejar un poco apartado el circo y las variedades.
Sonríe al intentar explicar qué el une a este guasón y divertido muñeco, al que le gusta vestir bien, pero a la vez tener un look más informal con su peinado. “La marioneta es como el escenario y yo tengo el poder del control pero él es rebelde. En casa, fuera del escenario, soy yo mismo y él que piensa el carácter del títere”, detalla. Una vez empieza la función, “pienso que soy yo y qué hacer”.
‘Mr. Barti’ siempre fiel al público de Titirimundi se suma al nuevo formato de colaboración con los hosteleros. “El público se recuerda que el festival está aunque sea pequeño con menos público y es importante que siga”, resumió Alex. Tiene trabajo suficiente para ir superando las dificultades de la situación actual y es optimista porque “este momento de la pandemia no es tan difícil como él de año pasado”.
Para su compañera de profesión y por un día de terraza, la titiritera chilena Roma Monasterio, las terrazas difieren de la calle en que es el artista el que va hacia la gente. “Reinventar espectáculos para llevar a la gente e intervenir con la gente”, aseguró. Al fin y al cabo porque, en su opinión, los artistas “siempre estamos en crisis aunque no sea con una pandemia y siempre estamos en la reinvención y yo sigo así”
Roma Monasterio abre su maleta y comienza la magia de los pequeños detalles. Su montaje se llama ‘Frágil’, su protagonista una anciana. “Es un espectáculo bastante frágil dramatúrgicamente habla de la fragilidad de la vida y visto desde la vejez”, detalló. Curiosamente comenzó con esta reflexión en 2019, en la calle, antes de que todo cambiase con la llegada del COVID.
“Nunca me imaginé ver ancianos encerrados y solos y fuera una cosa cotidiana, un tema, cuando yo había iniciado esto antes”, analizó Roma Monasterio. El segundo gran desafío es “estar en la calle con un espectáculo que precisamente se escapa un poco de la calle por íntimo y pequeño”.
Dos maneras de llegar al público, de hacer que Titirimundi esté un poco más cerca de recuperar la normalidad con sus marionetas tomando las terrazas. “Un ángel. Hay que encontrar un carácter para un personaje, estar y ser, y luego cobran vida”, subrayó para cautivar con lo que a ella le fascina, “lo mínimo, el detalle”.