La Diputación Provincial, a través del Servicio de Vías y Obras de su Área de Acción Territorial, va a sustituir 495 señales de tráfico de toda la provincia, con el objetivo de mejorar la seguridad de las vías. Esta labor se realiza casi de forma simultánea con las labores de podas de arbolado para optimizar la visibilidad de las vías.

Cada año se destina una partida para la reposición de las señales de tráfico de las carreteras provinciales, que se sustituyen por varios motivos: deterioro, daños por siniestros o vandalismo. La señalización que se sustituye incluye la señal y sus postes correspondientes, cuyo material es de acero galvanizado.

Las intervenciones llevadas a cabo en las vías provinciales se han prolongado respecto a lo que era lo habitual en estas épocas del año a consecuencia de la intensidad de los últimos episodios de nevadas. Una vez realizadas estas actuaciones, las podas y la sustitución de la señalización deteriorada comenzará la campaña de bacheo de los municipios que contará este año con un nuevo camión multifunción al que la institución provincial ha destinado 208.000 euros. En materia de conservación de carreteras, la Diputación invertirá un total 763.000 euros en diferentes actuaciones durante 2018, mientras que la adquisición de las señales ha supuesto un desembolso a las arcas provinciales de 19.875 euros.

Las señales se dividen en varios grupos: las informativas, que se colocan a la entrada de las poblaciones a las que se llega utilizando una vía provincial, las de orientación y dirección y las de código. Todas ellas han de cumplir con la normativa de señalización vertical del Ministerio de Fomento, que además de contemplar unos estándares comunes para toda señalización colocada en una vía de comunicación abierta al tráfico rodado, trata de dar respuesta a los conductores en su demanda de obtener cada vez mayor información en sus desplazamientos por carretera.

El principal objetivo que se persigue con estas labores de mejora de señalización es el de incrementar la seguridad de las vías provinciales, ya que se cambian las que están dañadas o las que han perdido sus características, como el grado de retroflexión de la luz, imprescindible en conducción nocturna y que debe ser de grado dos para las señales de dirección y orientación y de grado uno (menor que el anterior) para las de código. Se calcula que la imprimación que permite la retroflexión de las señales tiene unos diez años de media de vida útil. Son los capataces del servicio los que realizan informes periódicamente sobre las zonas y tramos con señales que han de ser cambiadas.