El “Divertimento K136” de Mozart ha abierto la noche de sábado la velada musical en Pedraza, con el concierto de la Orquesta de Cámara Pro-Arte en la Plaza Mayor de la villa. Pero, unas horas antes, la magia de la luz ya había inundado todos los rincones de esta bella localidad medieval. El atardecer dejaba entrever las candelas comenzando a iluminar, lo que posteriormente se convirtió en un espectáculo de luz, que cada año ofrece Pedraza en los dos primeros fines de semana de julio, con sus famosos Conciertos de las Velas, que esta edición cumplen veinte años.

Sin duda, los conciertos son los protagonistas de la noche, pero muchos de los visitantes que ayer se acercaron a Pedraza, pudieron emocionarse sin la música, simplemente andando por las calles de esta villa, que con sus cerca de 30.000 velas invitaban a vivir la noche.

La Fundación Villa de Pedraza, organizadora de los Conciertos, empezó a repartir las velas entre todas las casas y establecimientos de la localidad sobre la siete y media de la mañana. En este sentido, José Álvaro, uno de sus miembros, destacaba la colaboración de todos los vecinos en la colocación de las candelas en sus calles, y también de los visitantes a Pedraza, “a los que les hace ilusión apoyar esta iniciativa, y además nos ayudan a llegar a todo el pueblo”.

A lo largo de estos veinte años de los Conciertos de las Velas, éstas han ido evolucionando. Al principio se colocaban en un vaso de cristal, pero ahora la vela está totalmente integrada en su contenedor. Tiene un tamaño adecuado para que el viento no la apague y para que no caiga. Son los vecinos y visitantes los que se encargan de que luzcan hasta la madrugada.

A media tarde empiezan a encenderse las velas y al anochecer es cuando más lucen. Vecinos y establecimientos también colaboran para que Pedraza se vea más bonita a la luz de las candelas, evitando encender la luz en sus casas o iluminándose también con velas.

Los visitantes de ayer, al mismo tiempo que paseaban a la luz de las velas por las calles, tuvieron la oportunidad de oír en un momento de la noche la música de la Orquesta de Cámara Pro Arte, y como solistas, al violinista Ara Malikian, y al concertino, Víctor Ardelean.

Después de una noche encantada, a las seis de la mañana una empresa se encarga de recoger todas las luminarias, y los más madrugadores pueden ver Pedraza con su luz natural. Las imágenes son diferentes, pero siempre quedará en la retina la bella estampa de la villa medieval. Hasta que el año que viene vuelva a repetirse el escenario y la obra a representar.

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