Victor Barrio (Grajera, 1987) está en el mejor momento de su carrera como matador de toros. Vivió el éxito como novillero y un frustrante periplo como torero en sus primeras tres temporadas. Ahora, después de un gran éxito en la Feria de Valdemorillo, ha confirmado dos tardes en las Ventas los días 5 de abril y 24 de mayo. Barrio sueña con volver a lograr para un torero segoviano lo que no alcanza nadie como matador desde Andrés Hernando: Triunfar dónde solo los mejores lo hacen, ante el público más exigente del mundo. En plena y meticulosa preparación para la primera de sus tardes en Madrid, Víctor Barrio dedica un tiempo a Segoviaudaz.es

Segoviaudaz.es: ¿Cuándo decides ser torero?

Víctor Barrio: Fue una decisión muy difícil de tomar y que se fue fraguando con el tiempo, para nada vino de un día para otro, pero el paso en firme lo di en el 2008.

 SA: ¿Por qué?

V.B: Desde que tengo uso de razón he tenido una admiración enorme por la fiesta taurina y esos héroes que vestían de luces, siempre he sabido lo difícil que es llegar a ser matador de toros y todos los sacrificios que hay que hacer y a todo lo que hay que renunciar para conseguirlo. Pero a los 20 años me convencí a mi mismo de que era el sueño de mi vida y merecía la pena luchar por los sueños. Creo que la vida es para los valientes.

SA: Cómo es un día de trabajo para Víctor Barrio metido ya en temporada

V.B: Para mí es mucho más que un trabajo, es una vocación y una forma de vida, vivo por y para ello. Ahora mismo no me veo haciendo otra cosa, las 24 horas tengo la cabeza puesta en el toro. Los esfuerzos grandes vienen cuando nadie te ve, en el entrenamiento diario. Lo difícil no es hacer un examen, sino prepararlo a conciencia hasta llegar a clase convencido de que te sabes la lección.

 SA: Ha costado llegar hasta aquí después de una prometedora carrera como novillero. ¿Qué hace falta para estar en la élite? Además de ser un gran torero, claro.

 V.B: Eso es más difícil que alicatar un botijo por dentro. Hoy en día hay una amplia baraja de figuras del toreo que a su vez están apoderados por las grandes empresas que gestionan las principales ferias taurinas, por lo tanto, llegar a rivalizar con ellas, entrar en sus carteles, e intentar demostrar que uno puede estar a su altura pese a torear mucho menos, no es nada fácil, la única forma es a base de triunfos muy rotundos y sin fallar ni un solo día, y eso es muy muy difícil. Y la suerte también tiene que estar de tu lado.

SA:  El triunfo en Valdemorillo te ha permitido tener dos tardes en Madrid, una de ellas el 5 de abril. La oportunidad que estabas esperando

V.B: Efectivamente. Han sido tres años de mucha preparación confiando en que mi entrega diaria me serviría para abrirme puertas y por fin llegó Valdemorillo, un escaparate perfecto para conseguir que el mundo del toro volviese a fijarse y a creer en mí. Era una tarde de una responsabilidad enorme y llegó ese triunfo rotundo que me volvió a poner en boca de todos los aficionados y que me abría las puertas de Madrid para intentar conseguir mi sueño.

 SA: En citas tan importantes, ¿haces una preparación especial?

V.B: Por suerte he sido capaz de mantener la fe en que esto me llegaría y sin estar anunciado en ningún sitio he seguido preparándome como si fuese a torear 30 corridas de toros, por eso cuando me llamaron de Valdemorillo un mes antes de torear me pilló preparado, por lo tanto ahora simplemente es seguir ese ritmo pero con mayor ilusión, pues ahora ya es una realidad, estoy toreando mucho en el campo y me encuentro muy feliz y capaz.

 SA:  ¿Cuál consideras que es tu mejor virtud como torero?

V.B: Ser diferente, pero no porque lo quiera ser, sino por ser fiel a mi concepto.

 SA:  ¿Algo que mejorar?

V.B: Todo, el torero es un artista en constante progresión.

 SA:  Tienes un grupo de seguidores muy fiel en redes sociales y que va contigo a las plazas. Debe ser emocionante

V.B: Lo es, pero a la vez me responsabiliza mucho. Es precioso ver y sentir el cariño de un muy amplio grupo de amigos y seguidores que, por suerte, cada vez es más numeroso y son más los que confían en mí y se emocionan con lo que hago, pero el ser consciente de eso me hace presionarme para no defraudarles e intentar que cada día disfruten más. Es mucho el cariño que me entregan y solo se lo puedo devolver haciendo que se emocionen cada tarde con mi toreo. Me he propuesto pasearles por todas las grandes ferias viéndome triunfar.

 SA:  Hay un importante movimiento social contrario a la Fiesta de los Toros. ¿Cómo lo vivís desde dentro?

V.B: Parece que está de moda ser un poco anti taurino y animalista aunque no se haya visto un animal de cerca en la vida. Es doloroso para los que amamos la fiesta pero si somos capaces de dar a conocer la fiesta de los toros, la tauromaquia se defiende por sí sola.

SA:  ¿Qué habría que hacer para que el mundo de los toros volviera a ser tan popular como antes?

V.B: Simplemente darle a conocer, organizar excursiones con los colegios a ganaderías bravas y explicarles en qué consiste y que vean un tentadero, abaratar las entradas para los niños y que los empresarios escuchasen a los aficionados e intentasen hacer carteles apetecibles para el público, premiando al que triunfa, de forma que los contratos se ganen más en los ruedos que en los despachos.

 SA:  Y cuando no piensas en toros… ¿Qué aficiones tienes?

V.B: Tengo muchas aficiones pero me cuesta no pensar en toros, jeje. Me gusta montar a caballo, pasear por el campo, el deporte… pero lo que más valoro es desconectar con mi gente y amigos de la infancia, que tengo poco tiempo para estar con ellos y es lo que más me cuesta de mi profesión.

Foto: Víctor Barrio/Julián López