La Real Casa de Correos, sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid en plena Puerta del Sol, se vistió de gala para recibir a los candidatos finalistas a los 25 Premios Goya, que se entregarán el próximo 13 de febrero en el Teatro Real. Mientras el público hacía cola para fotografiarse con la estatuilla en el exterior, los profesionales del cine celebraban, puertas adentro, un año de “trabajo, esfuerzos, ilusiones y sueños”, en palabras del presidente de la Academia, Álex de la Iglesia.

“Tal vez no lo hayamos hecho demasiado bien, y yo el primero, porque nuestras películas no han conectado con el público tanto como nos hubiera gustado, pero seguiremos intentándolo con todas nuestras fuerzas, porque nada puede parar la máquina del cine”, destacó el principal favorito, que acumula 15 nominaciones con su película ‘Balada triste de trompeta’.

Los profesionales cinematográficos de Castilla y León están este año mejor representados que nunca entre la terna de finalistas. A las tres estatuillas que podría recabar el orensano criado en Salamanca (donde vivió desde los 2 hasta los 36 años) Rodrigo Cortés, a la mejor dirección, montaje y canción original por ‘Buried (Enterrado)’, se suman dos para su compositor, Víctor Reyes, a la mejor banda sonora y canción original. Además, la palentina Elena Anaya (ausente hoy en Madrid, al encontrarse rodando en Francia) podría ser elegida como mejor actriz por su papel en ‘Room in Rome’ (de Julio Medem); el segoviano David Pinillos opta al Goya a la mejor dirección novel por ‘Bon appétit’; el riosecano Ramón Margareto es uno de los finalistas al premio al mejor corto documental, por su homenaje al Cine Ortega de Palencia en ‘Memorias de un cine de provincias’; y el soriano criado en León Carlos Álvarez podría llevarse el Goya al mejor documental por ‘Ciudadano Negrín’ (él tampoco viajó desde Tenerife, donde reside, a la presentación de hoy, ya que la Academia sólo invita a este acto entre los documentales al productor del film, en este caso Andrés Santana). Por si fuera poco, la madrileña María Reyes rodó en Medina del Campo (Valladolid) y con actores de la localidad su cortometraje ‘Una caja de botones’, aspirante entre los cortos de ficción, que ganó el concurso al Proyecto de Cortometraje 2009 en el certamen medinense.

“Estoy muy contento de que Castilla y León, que en principio es una autonomía con poca tradición cinematográfica, tenga esta año tanta representación”, apuntaba a Ical Ramón Margareto, que, como Pinillos, Anaya, Reyes y el propio Cortés, reside en Madrid desde hace años. “Yo soy un chico de provincias que vino a Madrid a hacer cine, y por lo menos hemos conseguido una nominación al Goya, con la cual, en cierta forma, la gente de la industria, que es la que vota, te está diciendo: ‘Perteneces a este grupo, puedes quedarte aquí’”. Así lo explicaba antes de recalcar que “no se hace cine para conseguir nominaciones y premios, sino porque lo sientes y es tu vocación” y de reconocer el “enorme estímulo” que suponía la candidatura para él.

 

Inmejorable debut

Satisfacción era sin duda lo que emanaba el rostro del montador segoviano David Pinillos, que ha visto cómo su debut tras la cámara, ‘Bon appétit’, le ha valido la candidatura al Goya a la mejor dirección novel. “La nominación que me dieron el año pasado como montador por ‘Gordos’ (de Daniel Sánchez Arévalo) fue diferente, porque yo entiendo la de mejor dirección novel como un reconocimiento a toda la gente que ha participado en la película, un premio a todo el equipo más que al director, que resume a la perfección todas las vibraciones y todo lo que nos ha dado esta película a lo largo del año, desde que estrenamos en el Festival de Málaga”.

Pinillos afronta ahora la recta final de los Goya con “mucha ilusión”, principalmente “por todo el cariño que he sentido que despierta la película”. “Es algo muy especial, he sentido que la película ha sido muy querida y eso es lo más emocionante para mí”, destacó además de lamentar la ausencia entre los aspirantes al Goya al mejor actor de su protagonista, Unax Ugalde.

 

De Salamanca a Hollywood

Uno de los más reclamados de la recepción fue Rodrigo Cortés, que a golpe de AVE entre Madrid y Barcelona, arañando horas al sueño y a base de acumular cansancio, compagina estos días el vértigo de las diez candidaturas de ‘Buried (Enterrado)’ con la preproducción de su tercer largometraje, ‘Red lights’, que empezará a rodar a comienzos de febrero con Robert de Niro y Sigourney Weaver al frente del reparto. “Nunca sabes cómo has podido conseguir a unos actores así para tu película; echas la carta a los Reyes Magos y, por primera vez en la vida, en lugar de calcetines te traen el coche teledirigido que pediste. A priori, conseguir a esta gente es absolutamente imposible, pero decidimos no ponernos límites nosotros mismos y empezar a preguntar por el número 1 de la lista, dando por hecho que iba a decir que no. En este caso su reacción ante ‘Buried’ y ante el guión de ‘Red lights’ fue increíble, y los dos dijeron que sí”, explica.

Rodeado de cámaras, micrófonos y periodistas, Cortés asegura haber llegado a los Goya “sin ninguna expectativa”. “Así fuimos a Sundance, así estrenamos en Estados Unidos y así estamos aquí. Si hubiéramos buscado esto, nos hubiéramos mantenido totalmente alejados de una historia con una caja y un hombre durante hora y media, así que ahora, cualquier premio o buena noticia que venga será bienvenido”, señala.

Recordando sus años en Salamanca, cuando aguardaba la llegada de los viernes para ver los estrenos en los Cines Van Dyck, Cortés asegura que nunca pensó en encontrarse donde está hoy: “Yo creo que me imaginaba detrás de una cámara, tratando de emular a esos titanes a los que devoraba ávidamente, pero me parecía que estar rodeado de esos actores a los que admiraba era en sí mismo un oficio imposible, algo parecido a ser astronauta, profesiones que sabes que existen pero sin vías reales para acceder a ellas”.

 

Música de cine

Tras Cortés, el compositor salmantino Víctor Reyes es el que acapara mayor número de candidaturas en la región, dos nuevas nominaciones que se suman a las que cosechó en su día por ‘En la ciudad sin límites’ y ‘Concursante’. “No sé si a la tercera o la cuarta irá la vencida” —ríe—, “pero me da igual, porque aunque interiormente siempre tienes la ilusión de ganar, estar nominado junto a gente de esta talla para mí ya es un premio”.

Se refiere así con palabras de elogio a sus rivales en el apartado de mejor canción (Russian Red, Emilio Aragón y Jorge Drexler), que representan, desde muy diferentes perspectivas y estilos, diversas formas de cumplir “un objetivo estético-narrativo determinado y muy preciso”. “Las cuatro canciones finalistas tienen mucho sentido en cada película”, subraya.

Y la talla de los contrincantes no hace sino aumentar en el caso del Goya a la mejor banda sonora, donde tendrá que vérselas con Gustavo Santaolalla (ganador de dos Oscar), Alberto Iglesias (ganador de ocho Goyas y candidato al Oscar en dos ocasiones) y Roque Baños (ganador de tres Goyas y con otras seis candidaturas). “Estar aquí es el premio”, sentencia.

Reyes se muestra confiado en que la industria cinematográfica de Castilla y León pueda “despertar” y encontrarse más representada a nivel nacional e internacional, y recalca su agradecimiento a Cortés (quien se refiere a su vez al compositor como “un genio” y “un músico impresionante”) por haberle abierto la puerta de Hollywood.

“En ‘Buried’, nuestro mayor reto musical era el ataúd, que ha marcado el trabajo de todo el equipo. Cuando tienes una película normal, con otros personajes y escenarios, trabajas de otra manera, pero aquí era todo muy milimetrado y en cuanto hacíamos cosas que no encajaban, chirriaban enseguida. Por ello, tras plantear un desarrollo musical a partir de sonidos ‘techno’, y en colaboración con el director, ambos acabaron descartando la utilización de sintetizadores para decantarse por instrumentos de percusión, madera, y cuerda, ya que “los elementos artificiales no sincronizaban bien con la historia”.

 

El cine como vida

Ramón Margareto, por su parte, recordó la “pequeña esperanza” que tenía de que “sonara la flauta” al comprobar que ‘Memorias de un cine de provincias’ era uno de los 17 cortos documentales preseleccionados por la Academia; esperanza que se tornó en “sorpresa” al conocer que su film era uno de los cuatro finalistas. “El Cine Ortega, de Palencia, es mi vida. Era de mi abuelo, luego perteneció a mi padre, y ahora es de mis hermanos y mío. Desde que nací en Medina de Rioseco siempre he vivido encima de un cine, primero allí, en Rioseco y después en Palencia, donde vivía encima del Avenida y el Ortega era mi segunda casa”, rememora.

 

De Medina a los Goya

Y alegría, pese a padecer una afonía severa, era también lo que rebosaba María Reyes, conocida actriz y coguionista habitual de Juan Vicente Córdoba, que con ‘Una caja de botones’ representará a la localidad vallisoletana de Medina del Campo, en cuyas calles rodó en el verano de 2009 su debut tras la cámara, el cortometraje ‘Una caja de botones’.

“El Festival de Medina es una maravilla, un ejemplo a seguir. A nosotros nos brindó la primera oportunidad para poner en marcha el proyecto, y rodamos toda la película allí salvo una secuencia. Aquellos días fueron maravillosos; la casa donde rodamos la encontramos allí y me motivó muchísimo a la hora de imaginar planos; de hecho cambié cosas sobre lo que teníamos previsto para poder utilizar ciertos escenarios; y todos los niños, salvo la protagonista, su amiga y su hermano, son de Medina”, recuerda. Además, resalta la “satisfacción enorme” que supone la candidatura, ya que ella y todo su equipo han tenido que hacer “un gran esfuerzo” para sacar el proyecto adelante. “Como es un trabajo no remunerado, siempre te agrada que la gente se quede contenta”, señala.

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