Segovia se convertirá en la sede del sindicalismo independiente en el sector de las Cajas de Ahorro. Los días 24 y 25 de mayo, un centenar de representantes de los empleados de la Confederación de Sindicatos Independientes de Cajas y Afines (CSICA) debatirán acerca del futuro del sector, marcarán estrategias de trabajo y estudiarán el nuevo mapa económico del país. Su presidente nacional, Luis Alameda, asegura en declaraciones a Ical que la reestructuración se ha efectuado de manera precipitada y sin medir las consecuencias. Echando la vista atrás, con nostalgia, lamenta que determinadas medidas interesadas, y en muchos casos políticas, hayan acabado con un sistema rentable y «con retorno en la sociedad a través de la obra social de las entidades».

Los dos últimos años han supuesto una reestructuración del sistema financiero. Las cajas de ahorro han desaparecido como tal y las fusiones frías han propiciado entidades, como Bankia, cuya solvencia finalmente ha quedado en entredicho. ¿Se ha producido esta reestructuración de forma ordenada?¿Qué considera que podría haberse mejorado?.

Podría haberse mejorado todo, y lo más importante, debería haberse evitado una reconversión precipitada y de fuerte carácter político. La reestructuración se ha hecho de forma acelerada y muy desordenada, sin tener en cuenta el origen de las Cajas de Ahorros. En CSICA tenemos claro que es una reestructuración no sólo innecesaria, también inviable, como ya ha quedado patente. En realidad, no era necesario que las cajas perdieran su entidad jurídica y menos su esencia y su historia, tan importante para nuestros provincias. Esta opinión es compartida por muchos de los empleados, recientemente una encuesta de nuestra fundación DEAS ha concluido con que el 96% de los empleados, aquellos que conocen la realidad de las entidades, no veían necesaria esta reconversión a la que las cajas se han visto forzadas. La realidad está clara, la nefasta gestión de los políticos, unido a la alta cuota de mercado alcanzada por las cajas, desencadenó unos movimientos rápidos y ‘no medidos’ maniobrados incluso por los propios bancos y sus directivos que veían a las tradicionales cajas como una amenaza a su mercado natural.

Las previsiones de la UE y del Gobierno de España para salir de la crisis no son alentadoras a corto plazo, ¿como se prevé desde CSICA los próximos años y meses?¿Considera que las previsiones son reales?

Las nuevas previsiones y medidas de gobierno, como ya vaticinamos, acarrearán más fusiones y que el mercado financiero sea finalmente único, quede reducido a uno, con ocho entidades o diez máximo en todo el país, referencia en el sector bancario. La propia ley indica que, si se realizan fusiones, las provisiones se aplazan de uno a dos años, lo que abocará a todas las entidades a volver a sumergirse en procesos de nuevas fusiones.

El nerviosismo queda patente en la retirada de activos de las entidades. Hace unos días el premio nobel Paul Krugman afirmaba que España se verá abocada en unos meses a un ‘corralito’ ¿cree usted que podrá producirse esta circunstancia?

Sinceramente, confío en que no. Hemos de ser prudentes y tenemos que lanzar un mensaje de tranquilidad, es muy importante mantener una actitud responsable, los directivos, los empleados pero también los propios ciudadanos. Tenemos que garantizar la disposición inmediata a los ahorros de toda la vida de la sociedad, pero tenemos que evitar también la salida masiva de activos porque daña la imagen de nuestras entidades y, cómo no, la líquidez de la misma. La prudencia y la responsabilidad de todos serán claves para la economía española.

Retomando las fusiones frías experimentadas por las cajas de ahorro, en Castilla y León, una comunidad que se vio inmersa en varios procesos de fusión. El deseo del Gobierno regional de una gran caja no fraguó y finalmente unas cajas pequeñas, Caja Segovia y Caja Ávila, se vincularon a Bankia mientras que Caja Burgos se sumó a Banca Cívica. ¿Qué opinión le generan tanto la opción de una caja regional como las fusiones finalmente ejecutadas por las entidades?

CSICA no ha intercedido en los procesos de fusión, aunque hemos de reconocer que en ningún caso vimos con buenos ojos la integración única en Castilla y León. Es una cuestión de números, de solapamiento de oficinas y de merma de puestos de trabajo. Se mantenía la posición política y se conseguía una caja fuerte pero, ¿estaban recogidos los intereses de empleados y ciudadanos? Lo dudamos. Ese proyecto no fraguó y las otras uniones, realmente, también son ‘antinatura’, como Caja Burgos en Banca Cívica. Por su parte, Caja Ávila y Caja Segovia se han visto diluidas en una gran entidad como Bankia, aunque en otras fusiones hubiesen vivido la misma situación. Por su parte, Caja España y Caja Duero han protagonizado una fusión bien llevada, pero mal rematada.Está claro que cuando una entidad está dañada, el intentar forzar su unión con entidades más fuertes concluye con serios problemas de viabilidad, unido además de la inferioridad que ahora representan en la segunda oleada de fusiones. Los directivos deben ser cautos a la hora de cerrar acuerdos y tener miras más amplias, deben bajarse a la tierra, observar las necesidades e inquietudes, y actuar con responsabilidad, dejando a un lado los intereses políticos, que desafortunadamente tanto han marcado la realidad de nuestras entidades.

La Fundación DEAS, perteneciente a su sindicato, reveló recientemente un estudio que señalaba la alarmante presión sufrida por los trabajadores por parte de clientes y superiores, y su temor a perder el puesto de trabajo. Son muchos los eres y recortes producidos desde que comenzara el 2012, ¿considera que los resultados obtenidos de este estudio harán reflexionar a las autoridades competentes y lo tendrán en cuenta a la hora de instaurar nuevas reformas?

Tanto desde DEAS, como desde CSICA, esperamos que así sea, con este ánimo lo efectuamos, aunque vista la experiencia tenemos serias dudas de que se escuche a la sociedad y a los empleados. Queremos que esta voz llegue, que de cordura y realidad a los acuerdos y así lo hemos constatado en todas las mesas de negociación.

¿Y realmente los empleados deben preocuparse por mantener su empleo?

En esta nueva reestructuración las cajas auguran que un 20% de la plantilla total pasa a convertirse, tras las fusiones, en excedentes. Es decir, sobran. La reforma laboral aprobada por el Gobierno ha facilitado que estas salidas se efectúen de la forma más afín a la empresa y en contra del trabajador. Los recortes están sobre la mesa, y se van a producir aunque en CSICA vamos a seguir luchando por ‘medidas no traumáticas’ y alternativas a despidos. El mejor capital que tienen las entidades son sus empleados, aunque los directivos aún no hayan aprendido la lección.

¿Enviaría algún consejo o recomendación a los órganos competentes de la gestión financiera de nuestro país?

Enviaría muchas recomendaciones pero si tengo que destacar una, no puedo olvidar la importancia de la Obra Social. En este revuelo de números en los que estamos inmersos es fundamental que no olviden la importancia de la Obra Social, del retorno de los beneficios a la sociedad, que no nos olvidemos de los centros sociales, de las ayudas a miles de organizaciones, del apoyo a la cultura, a la sociedad, a las organizaciones sin ánimo de lucro. Esa inversión debe llegar desde la Obra Social porque las administraciones no van a acometerla. Pido responsabilidad con la sociedad y recomiendo que no olviden partidas, a pesar de la insuficiencia de fondos, para permitir que las obras sociales, o fundaciones, puedan seguir ejerciendo un trabajo tan necesario para la sociedad española.

La credibilidad de los sindicatos ha sido en las últimas fechas más cuestionada que nunca. CSICA defiende su independencia frente a sindicatos ‘de clase’ como CC.OO y UGT. ¿Qué distingue a CSICA del resto de los organismos?

No nos olvidamos de esta falta de credibilidad pero CSICA no es un sindicato ‘al uso’, es un sindicato independiente y profesionalidad, que mantiene su cercanía con los empleados. Estamos día a día en las oficinas, conocemos los problemas de los empleados, porque somos nosotros y nuestros compañeros, compartimos los miedos e inquietudes. La imagen del sindicalista actual no es la imagen del sindicato CSICA, que sigue vinculado a las oficinas, y cuyo trabajo le hace seguir sumando afiliados cansados, precisamente de este sindicalismo que no consideran representativo.

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