El Área de Acción Territorial de la Diputación a través del Servicio de Vías y Obras continúa con los trabajos de conservación que afectan a las carreteras provinciales. Casi de forma simultánea con las labores de podas de arbolado para mejorar la seguridad y la visibilidad de las vías, ahora continuará con la mejora de la señalización. Para ello se van a sustituir 681 señales de todo el viario, de forma equitativa en las cuatro zonas de actuación en las que el Area divide el territorio provincial. La adquisición ha supuesto un desembolso a las arcas provinciales de 34.207,20 euros. El suministro lo realizará la empresa Señalizaciones Villar, S.A., de Soria.

Cada año se destina una partida para la reposición de las señales de tráfico de las carreteras provinciales, que se sustituyen por varios motivos: deterioro, daños por siniestros o vandalismo. La señalización que se sustituye incluye la señal y sus postes correspondientes, cuyo material es de acero galvanizado. El proyecto prevé 31 señales de orientación y dirección, junto con los postes de sustentación.

De esta forma, en los dos últimos años la Diputación habrá sustituido un total de 1.076 señales. En este año 2018 se han colocado 495 señales para las que se hizo un desembolso de 19.875 euros con cargo al presupuesto de 2017.

Las señales se dividen en varios grupos: las informativas, que se colocan a la entrada de las poblaciones a las que se llega utilizando una vía provincial, las de orientación y dirección, y las de código. Todas ellas han de cumplir con la normativa 8-1-IC de señalización vertical del Ministerio de Fomento, que además de contemplar unos estándares comunes para toda señalización colocada en una vía de comunicación abierta al tráfico rodado, trata de dar respuesta a los conductores en su demanda de obtener cada vez mayor información en sus desplazamientos por carretera.

El principal objetivo que se persigue con estas labores de mejora de señalización es el de incrementar la seguridad de las vías provinciales, ya que se cambian las que están dañadas o las que han perdido sus características, como el grado de retroflexión de la luz, imprescindible en conducción nocturna y que debe ser de grado dos para las señales de dirección y orientación, y de grado uno (menor que el anterior) para las de código.

Se calcula que la imprimación que permite la retroflexión de las señales tiene unos diez años de media de vida útil. Son los capataces del servicio los que realizan informes periódicamente sobre las zonas y tramos con señales que han de ser cambiadas.