Los expertos alertan del riesgo de “venecianización” de algunas ciudades, como Segovia y Ávila, por la elevada presión turística    Un centenar de personas participaron en el Simposio Internacional ‘Soluciones sostenibles para las Ciudades Patrimonio Mundial’ en Ávila, esta semana.

La elevada presión turística que soportan algunas ciudades españolas como Barcelona, Toledo o, en momentos puntuales y en futuro ciudades próximas a Madrid como Segovia y Ávila, incrementan el riesgo de que estas localidades sufran una “venecianización, es decir, que como en el caso de la ciudad italiana de Venecia, el exceso de visitantes convierta estas ciudades en lugares poco adecuados para vivir y las vaya transformando en meros decorados turísticos.

Así lo advirtieron hoy tres de los grandes expertos en turismo y patrimonio de Europa, el economista y profesor de la Universidad Ca’Foscari de Venecia, Jan Van Der Borg; el también economista y profesor de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, Antonio Paolo Russo, y la profesora de la Universidad Complutense de Madrid, María García Hernández, en la primera jornada del Simposio Internacional ‘Soluciones sostenibles para las Ciudades Patrimonio Mundial’ que la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León organiza, hoy y mañana, en el Palacio Los Serrano de Ávila.

Antonio Paolo Russo se refirió a los problemas que pueden padecer Ávila y Segovia, dos ciudades afectadas por el turismo de proximidad, que tienen como inconveniente su cercanía a Madrid, de modo que suelen ser objeto de visitas cortas, por lo que el turista “no gasta”, lo que “es un problema para la sostenibilidad de la economía turística”.

En este sentido, consideró que Ávila, “por muy bien gestionada que sea, siempre tendrá esta amenaza”, por lo que recomendó que “se busquen soluciones para independizarla de este modelo”.

Al respecto, Jan Van Der Borg compartió esta misma preocupación, ya que “las Ciudades Patrimonio están expuestas a un riesgo potencial del turista que, según la expresión italiana, muerde y se escapa”.

La coordinadora del simposio, María García, apuntó que “Segovia, por la saturación turística que encuentran en momentos puntuales, en un puente en Madrid o en un día que hace bueno, les plantea problemas por falta de aparcamientos o de plazas de restauración, y Ávila puede llegar a esos extremos”.

‘Venecianización’ en España

Jan Van Der Borg se refirió a la “venecianización”, que hace referencia a la situación de Venecia, una ciudad con 60.000 habitantes que recibe anualmente a 20 millones de turistas, por lo que el turismo “se ha convertido en un problema porque afecta directamente a la vida de sus ciudadanos” y “espanta a sus habitantes” por los altos precios y las viviendas caras.

A su juicio, “en las ciudades españolas también puede darse esa misma situación”, por lo que defendió que “es importante encontrar soluciones inteligentes de sostenibilidad en el turismo en un entorno tan delicado”.

En el caso de Venecia, al que el economista se refirió en su intervención en el simposio, la ciudad pierde cada vez más población mientras crece cada vez más el turismo. “La ciudad no ha encontrado una solución sostenible”, lamentó, y confió en que ésta pueda alcanzarse una vez pase la crisis económica.

El profesor Antonio Paolo Russo advirtió que en España aún no hay zonas con tanta presión turística como en Italia, pero “es muy previsible que, si no se adoptan políticas de gestión de flujo, pueda ser un problema en los años futuros” en ciudades como Barcelona, donde el centro histórico “se está perdiendo” y “se ha vaciado de funciones económicas urbanas”, quedando sólo para uso turístico. Y es posible, opinó, que pase “en lugares menos resistentes a la invasión del turismo”.

Para Russo, “no todos los turistas son iguales”, y mientras algunos adoptan comportamientos “virtuosos”, otros “representan un coste para la comunidad, más que un beneficio”.

La valorización del patrimonio, añadió, la permiten los “buenos turistas, que no buscan sólo fotos o visitas aproximadas a monumentos, sino experiencias turísticas más profundas de comprensión del patrimonio”, algo que aún no se ha conseguido en España, donde “no hay capacidad de presentar el patrimonio a los mejores turistas”.

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