Fernando Rey, el consejero de Educación de la Junta, aseguró hoy que no está dispuesto a “deprimir” el nivel de la prueba de acceso a la Universidad, la EBAU, asegura que el Castilla y León no se puede permitir como una opción, a la vez que recalcó que es “justo seguir luchando” para convencer de la necesidad de establecer una prueba nacional simultánea al Ministerio de Educación y al resto de comunidades autónomas, en la próxima reunión sectorial.

Rey explicó que hay pocas opciones de conseguir el acuerdo porque el Ministerio de Educación tiene “el recuerdo de las famosas reválidas” y es reticente “a meterse en ese tipo de jardines”. Además, también argumentó que muchas comunidades autónomas, las que tienen peores resultados “niegan el problema” y además solamente Ciudadanos y el Partido Popular están a favor porque la portavoz del PSOE “disuelve el problema”, cuando afirma que es un asunto de Castilla y León.

Fernando Rey insistió en que la postura de Castilla y León está “justificada” pero es “complicada” de mantener. “Me presentan como el repelente niño Vicente”, aseguró el consejero de Educación de Castilla y León, porque “tenemos los mejores resultados en Pisa y dicen que vamos dando lecciones” pero en su opinión, la realidad no se puede negar, “la cosa habla por sí misma y tenemos los hechos”.

Rey resaltó que el nivel de exigencia de la EBAU en Castilla y León es mayor que en el resto de comunidades y los alumnos “obtienen peores resultados medios y eso les perjudica en las carreras más competitivas” por lo que el resto de consejeros de Educación tienen que convencerse de que “ellos también estarán interesados en elevar el nivel de sus propias comunidades”.

Fernando Rey aseguró que el Bachillerato y la EBAU son dos cosas distintas pero “en la práctica”, los profesores exigen “más o menos nivel en función de la prueba de acceso a la Universidad” por lo que se mostró tajante al afirmar que si se baja el nivel de la EBAU “desplomas o destruyes el Bachillerato y no puedes jugar con esto, es muy serio”. Rey abogó por poner “una prueba de exigencia razonable pero seria para todos igual” y así evitar “la discriminación y homogeneizamos el nivel de todos los estudiantes de España”.