El operativo de incendios que ha puesto en marcha la Junta de Castilla y León el día 1 de julio presenta una evolución positiva respecto a la situación de años anteriores.

Se han mejorado algunos aspectos importantes, entre los que destaca el incremento gradual de los períodos de contratación de las cuadrillas terrestres del operativo y el doblaje de turnos de las cuadrillas helitransportadas. También se ha rejuvenecido el parque de vehículos de los agentes medioambientales y ha aumentado el número de medios nocturnos.

El Plan de Empleo Forestal ha puesto en marcha trabajos muy necesarios para la seguridad de los cascos urbanos. Pero sería más eficiente, según el Colegio de Ingenieros de Montes de Castilla y León, que ese mismo trabajo se acometiera con las mismas cuadrillas del operativo de incendios alargando sus períodos de contratación: a diferencia de las del Plan, estas cuadrillas sí apagan incendios, tienen mejores rendimientos y sus trabajadores alargarían sus períodos de empleo contribuyendo a la profesionalización del sector. Además las cuadrillas del Plan requieren que las Diputaciones adquieran medios como vehículos, herramientas y equipos de protección.

Como factores negativos destaca la limitación en el combustible de los vehículos de los agentes ambientales, que condiciona la vigilancia activa.

También habría que reducir la siniestralidad asociada a la maquinaria agrícola,  que en época de cosecha está en el origen de la mayoría de los incendios.

Debe mantenerse la alerta en la interfaz urbana-forestal, con atención sobre todo a las obras (radiales, soldaduras, desbroces, etc). Estos incendios suelen complicarse por su afección inmediata a zonas urbanas.

En cuanto a los incendios intencionados que de forma recurrente se producen en determinadas comarcas, es necesario romper el silencio cómplice que ampara a los incendiarios locales. En muchos de los pueblos se sabe quién provoca los fuegos y se debe entender que seguir haciéndolo en la situación actual del campo es una grave irresponsabilidad. La acumulación de material leñoso en muchas comarcas provoca que el territorio de Castilla y León no esté exento de accidentes como los de Portugal del año pasado.

Desde el punto de vista meteorológico la campaña se presenta mejor que la del año pasado. La humedad del terreno y la vegetación permiten ser optimistas durante el primer mes, cuando no cabe esperar incendios con comportamientos explosivos. Lo que suceda en agosto y septiembre dependerá de la evolución del calor y la sequía.