Las excavaciones en el yacimiento Peña del Moro, dentro del municipio de Navas de Oro, han arrancado con el objetivo de delimitar la “organización interna”, la “extensión” y la existencia de un “muro defensivo” que se asentó en esa zona del corredor del Eresma-Pirón hace ya más de 3.500 años.

Así lo ha señalado el arqueólogo y director del proyecto, Raúl Martín Vela, poco antes de iniciar los trabajos que cuentan con el respaldo de la Junta de Castilla y León, el Ayuntamiento de la localidad, los patrocinadores locales la Huerta Ecológica de la Retamilla, Flashback Archaeologica y Cervezas Estrella Damm.

El proyecto, que se prolongará sobre el terreno hasta mediados del próximo mes y que cuenta con el aval y la asesoría científica del catedrático de Prehistoria de la UVA Germán Delibes de Castro, tiene prevista la realización de tres sondeos arquelógicos a lo largo de toda la plataforma del cerro, que tiene una extensión de tres hectáreas y media.

Martín Vela pretende, con estas prospecciones, “delimitar” la organización interna del poblado que se asentó en el castro durante la Edad del Bronce. “Queremos acotar dónde se localizan los posibles restos de las viviendas de la población que se asentaba en este territorio, que eran de barro y madera y en cuyo interior suelen encontrarse todo tipo de enseres domésticos”.

Otro de los objetivos es determinar la “extensión” del propio poblado, qué zonas estaban destinadas a “viviendas y cuáles al almacenamiento o al encerramiento del ganado, explica el responsable del proyecto para apuntar que el último sondeo, que se localiza a la entrada del castro, buscará “definir” si en su día hubo algún tipo de empalizada, cerca, o muro para proteger el flanco “más descubierto” y de “difícil” defensa del poblado. “Por la experiencia que tenemos en otros yacimientos del entorno y del valle del Duero este tipo de asentamientos suele presentar una cerca de piedra para proteger y delimitar el espacio donde gente vive”.

Todos estos sondeos servirán también para definir con “exactitud” si existe una ocupación anterior a la edad del bronce o posterior a la misma. En este sentido, tal y como reconoce Martín Vela, a pesar de que existen restos de cultura material y de enseres domésticos que “hablan” de una ocupación del 1500 y el 900 A.C. no descarta “encontrar” restos de una época “anterior” o “posterior”.

Una hipótesis avalada por los estudios que él mismo realizó en 2011. “Encontramos una vasija dentro de un silo de almacenaje que cubría los carbones procedentes de los hogares de estas cabañas. A uno de esos carbones se les hizo la prueba del carbono 14 y arrojó una fecha de datación de entre 1630 y 1580 A.C. lo que certifica científicamente esta ocupación”.