La Fundación Caja Segovia se constituyó hoy de manera oficial con el otorgamiento de la correspondiente escritura pública ante notario, aunque su futuro todavía es “incierto”. De hecho, como recordó el portavoz de la comisión gestora, Javier Reguera, sobre la entidad pesa la inclusión del emblemático torreón de Lozoya y el palacio de Villafañe como garantías hipotecarias de un préstamo contraído con Bankia por la extinta caja para pagar la deuda tributaria de una de las sociedades de las que participaba, Navicoas.

Aquel crédito se suscribió con una carencia de cinco anualidades que todavía hoy puede sobrellevar la fundación. Así, hasta 2017 sólo abona los intereses (unos 162.000 por ejercicio), «pero el problema será cuando llegue la amortización», advirtió Reguera en declaraciones a Ical, porque a partir de 2018 «habrá que pagar un millón y medio de euros cada año». «La fundación tiene ingresos y unos remanentes de la Obra Social de la caja, pero con esos remanentes no hay para cubrir nada».

Tanto el torreón de Lozoya como el palacio de Villafañe se han incorporado a la dotación fundacional de la entidad para tratar de protegerlos, que no se pueda disponer de ellos y se garantice su permanencia. Sin embargo, para evitar un futuro embargo deberá hacer frente a ese crédito a través de diversas vías, todas ellas aún hipotéticas: reclamar a Bankia en los tribunales que se haga cargo de la deuda de Navicoas (en la práctica, del préstamo) como parte del proceso de integración; negociar con Bankia unas condiciones más flexibles; vender propiedades o confiar en que las causas judiciales abiertas se resuelvan de manera favorable para la extinta caja.

Entretanto, el otorgamiento de la escritura pública permite hacer efectiva la transformación de la Caja de Ahorros y Monte Piedad de Segovia en una fundación ordinaria, el principal proceso que ha ocupado a la comisión gestora desde que la Junta aprobó el nombramiento de sus integrantes en diciembre de 2012. Además, ya se han nombrado los quince miembros de su primer Patronato, y la dotación fundacional asciende a 6.557.295,23 euros, aunque la dineraria es de 30.000 euros.

 

Un año y tres meses de trabajo

La comisión gestora «ha desarrollado una intensa actividad con el fin de dar cumplimiento al mandato legal de materializar la transformación de la extinta Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia en una fundación, primeramente de carácter especial y, posteriormente, ordinaria o de régimen general», recordó en un comunicado. Caja Segovia tenía tres meses de plazo para llevar a cabo este último paso, hasta el 28 de marzo, por lo que la oficialización de su constitución se ha producido sólo tres días antes de tal fecha.

Caja Segovia dejó de ser una entidad de crédito en 2012. En junio de ese año perdió su participación accionarial en el Banco Financiero y de Ahorros S. A., al que ya había segregado su negocio en 2011 dentro del proceso de integración de la extinta entidad en lo que finalmente sería Bankia. Y la ley de cajas aprobada el pasado mes de diciembre la obligaba a transformarse en una fundación ordinaria o de régimen general para que su patrimonio actual pudiera destinarse a continuar con su labor social.

En este sentido, la citada ley establece que las fundaciones cuya participación en una entidad de crédito no alcance un 10 por ciento del capital o de los derechos de voto se transformen en fundaciones ordinarias y, por tanto, se sometan a la legislación general de este tipo de entidades.

En cuanto a los miembros de su primer patronato, seis de ellos son los integrantes de la comisión gestora: Juana Borrego Izquierdo, Elena García Gil, José María Yagüe Gómez, María Concepción González Díez, Olga Llorente Tabanera y Francisco Javier Reguera García. En representación de la Real Academia de San Quirce se ha designado a Rafael Cantalejo San Frutos; Ainoa Iglesias Bayón, por parte del Ayuntamiento de Cuéllar; Clara Isabel Luquero Nicolás, del Ayuntamiento de Segovia; María Lourdes Merino Ibáñez y Ángel Pablo Román Fresnillo, de la Diputación; Juan Manuel Muñoz Macías, de la Federación Empresarial Segoviana; Carlos Mariano Rubio Casado, en representación de los empleados; y completan el patronato Rafael Ruiz Alonso y María Jesús Hernando de Frutos.

 

Dotación fundacional

La fundación nace con una aportación en metálico de sólo 30.000 euros y otra no dineraria constituida precisamente por los dos inmuebles incluidos como garantía hipotecaria en el citado préstamo firmado con Bankia para afrontar la deuda tributaria de más de 6,7 millones de Navicoas. Por un lado, el palacio de Villafañe está vinculado a la caja desde su misma fundación en 1877, ya que albergó su sede central hasta 1966, y está valorado en un millón y medio de euros, aproximadamente; y el torreón de Lozoya, adquirido en 1968 y restaurado, se ha erigido en este tiempo como buque insignia de la entidad, además de ser “un elemento esencial en el desarrollo cultural de Segovia”. Su valoración, unos cinco millones.

De esta manera, la dotación fundacional de la fundación asciende hasta la citada cifra de 6.557.295,23 euros, mientras que el resto de bienes de la entidad formarán parte de su patrimonio y podrá disponerse de ellos incluso para su venta si fuera necesario. En total, según indicó el portavoz de la comisión gestora, el patrimonio inmobiliario de la fundación asciende a unos 20 millones de euros. Lo que suceda con esas propiedades y, en resumen, con el futuro de la fundación y su actividad, dependerá en buena medida del resultado de los procesos judiciales abiertos (principalmente por presunta administración desleal) a raíz de las prejubilaciones millonarias de directivos de la caja (denunciadas por UPyD) y el citado caso Navicoas.

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